Confundidos, a veces, creemos que sanar nuestras heridas depende de hablar de espiritualidad y llenarnos de cosas espirituales.
Muchas veces éste es el camino de la negación o del escapismo.
Sanar nuestras heridas depende de mirarnos, aunque duela, TRABAJARNOS y sumergirnos en el valiente propósito de convertirnos en el hombre o mujer que deseamos SER.
¿QUIÉN SE ATREVE?
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